Conoce Esperanza Viva

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su gran misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos.” 1 Pedro 1:3

Nuestra Historia

A inicios del año 2018 muchas familias residentes de Buin, Paine, Linderos y sus alrededores, comenzaron a visitar la Iglesia Bautista Esperanza Viva de San Bernardo. Debido a que estas familias comentaban que en estos sectores no había iglesias de sana doctrina, Dios comenzó a inquietar los corazones de los hermanos de San Bernardo por estos lugares. El anhelo de fundar una iglesia en alguna de estas comunas crecía cada día.

En octubre de 2018, como era de costumbre, pastor Cristian Ormeño junto a su esposa Betsy y su hijo Santiago, paseaban por la plaza de Armas…

Nuestra Declaración Doctrinal

– La Biblia
Con respecto a la Biblia, creemos que las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento fueron escritas originalmente siendo inspiradas por Dios, verbal y plenariamente. Dios, quien es la verdad, comunicó Su Palabra a través de hombres controlados por el Espíritu Santo a fin de que las Escrituras fueran sin errores y, por lo tanto, son la autoridad en todo lo que enseñan y en todos los asuntos que abarcan. Creemos que la Biblia es la revelación suprema de la voluntad de Dios para el hombre y constituye la única guía infalible para la fe y la vida.
Mateo 5:18; Marcos 12:36; Juan 10:34-35; Hechos 1:16; Romanos 3:1-4; Gálatas 3:16; 2 Timoteo 3:16; Hebreos 4:12; 2 Pedro 1:19-21; Apocalipsis 22:18, 19

– Dios
Creemos en un Dios, el creador de los cielos y la tierra, y que en la unidad de la Divinidad hay tres personas eternas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, iguales en poder y gloria, y ejecutando oficios distintos y armoniosos en la gran obra de la redención.
Génesis 1:1; Éxodo 20:2,3; Deuteronomio 4:35; 6:4; 32:39; Salmo 2:7-9; Isaías 45:14; 46:9; Mateo 3:16,17; 28:19,20; Juan 1:1-3; 5:36-40; Romanos 1:1-6; 1 Corintios 8:6; Efesios 1:3-10; 4:3-6

– Jesucristo
Con respecto al Señor Jesucristo, creemos que es el eterno Hijo de Dios, y fue concebido por el Espíritu Santo y nacido de la Virgen María. Su nacimiento fue único entre los hombres. Él es verdaderamente Dios, siendo “Dios manifestado en carne.” Vivió una vida absolutamente sin pecado, y en su muerte hizo una expiación completa y vicaria por nuestros pecados, muriendo como un sustituto voluntario en lugar del pecador. El resucitó de los muertos al tercer día, y ascendió corporalmente al cielo. Y vendrá otra vez para llevar a sus santos, y para establecer su reino. La venida es inminente, y será personal, pre-tribulacional y pre-milenaria.
Isaías 7:14; Mateo 1:18-25; 28:6; Juan 1:1; 14:3; Hechos 15:16; 1 Tesalonicenses 4:16; 2 Tesalonicenses 2:6-8; 1 Pedro 2:22; 3:18

– El Espíritu Santo
Creemos que el Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad poseyendo todos los atributos de la personalidad y la deidad. Es igual al Padre y al Hijo, y es de la misma naturaleza. Su relación con el mundo incrédulo es convencerlo de pecado, de justicia y de juicio. Es el agente del nuevo nacimiento y Su obra entre los creyentes es morar en ellos, sellarles, llenarles, guiarles y enseñarles los caminos de la justicia. Creemos que hay una distinción entre el ministerio del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento y Su ministerio en el Nuevo Testamento. Hay una obra nueva y única del Espíritu Santo en relación con el Cuerpo de Cristo. Creemos que el Espíritu Santo imparte dones a los creyentes con en el momento de la conversión. Creemos que la Biblia desaprueba para hoy en día la autenticidad de los dones de señales como profecía, hablar en lenguas, interpretación de lenguas, milagros y sanidades, y al movimiento carismático, tanto por su orientación a sobre emocionarse como por su práctica ecuménica.
Juan 7:39;14:16,17,26; Hechos 1:5; Romanos 12:3-8; 1 Corintios 12:8-13; 12:28-31; 1 Corintios 13:8-12; Efesios 1:13, 14; 4:7-11; Hebreos 9:14; Apocalipsis 22:18,19

– El Hombre
Con respecto al hombre, las Escrituras enseñan que fue creado por un acto directo de Dios, y no de alguna forma de vida anteriormente existente. Por trasgresión voluntaria, él cayó de su estado de inocencia, y como consecuencia, todos los hombres ahora son pecadores por naturaleza y por voluntad propia, totalmente desprovistos de la santidad requerida por la ley, absolutamente inclinados hacia el mal, por lo tanto, bajo la condenación justa del castigo eterno y una eterna existencia separada de Dios sin defensa ni excusa.
Génesis 1:27; Isaías 53:6; Romanos 3:23; 5:12-19

– La Salvación
Creemos que la salvación es por gracia por medio de la fe, que es don de Dios sin mérito, ni virtud o labor del hombre, sino recibida únicamente por medio de la fe personal en el Señor Jesucristo. En Cristo, todo verdadero creyente tiene como posesión presente, el don de la vida eterna, la justificación perfecta, la adopción en la familia de Dios, la seguridad de ser libre de toda condenación, y posee todo lo necesario para vivir una vida espiritual de piedad, y la garantía de Dios de nunca perecer. Creemos que la salvación se efectúa en el espíritu, al alma y el cuerpo del hombre.
Efesios 2:8, 9; Tito 3:5; Juan 1:12; 3:14,16; 10:28-29; Romanos 8:1; Filipenses 1:6; 1 Tesalonicenses 5:23; 1 Timoteo 2:4; 1 Pedro 1:2; 2 Pedro 3:9; Romanos 8:28-29; Hebreos 10:34; Apocalipsis 22:17

– La Iglesia
Con respecto a la Iglesia, las Escrituras enseñan que la Iglesia de Jesucristo es distinta de Israel y comenzó el día de Pentecostés. Es considerada en dos aspectos: “la Iglesia que es Su cuerpo” y “la iglesia local”. La “Iglesia que es Su cuerpo” es la totalidad de creyentes en Cristo, sean judíos o gentiles, sin tener en cuenta su posición presente, en el cielo o en la tierra. La iglesia local es una congregación de creyentes bautizados, unidos por una misma fe y la comunión del evangelio, realizando las ordenanzas de Cristo, gobernados por Sus leyes, y ejercitando los dones, derechos, y privilegios investidos en ellos por Su Palabra. Sus puestos bíblicos son: 1) Pastores, a veces llamados obispos o ancianos, 2) Diáconos, cuyos requisitos, derechos y deberes son definidos en las epístolas a Timoteo y Tito. Dios específicamente asignó el derecho de ser cabeza y ejercer autoridad en la iglesia local a los hombres. Por lo tanto, el oficio pastoral es claramente limitado a hombres. Esta definición de la iglesia local nos guía a las siguientes características bíblicas:
– La autoridad única de las Escrituras para toda fe y práctica.
– La autonomía de la iglesia local.
– El bautismo por inmersión del creyente como requisito previo de membresía en la iglesia local.
– Dos oficios: pastor (anciano, obispo) y diácono.
– Dos ordenanzas simbólicas: el bautismo y la Santa Cena.
– El sacerdocio individual del creyente y la libertad de conciencia.
– La separación de la Iglesia del Estado
Mateo 28:19, 20; Hechos 1:5; 2:1-4; 10:44,45; 11:15,16; 1 Corintios 12:13; Efesios 1:22,23; 1 Timoteo 2:11-14; Tito 1:5-9; Hebreos 12:23

– El Bautismo y la Santa Cena
Con respecto al bautismo y la Santa Cena, las Escrituras enseñan que el bautismo bíblico es por la inmersión del creyente en agua una sola vez, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, para demostrar a través de un acto solemne y hermoso su identificación con Cristo, ilustrando la muerte del creyente al pecado y su resurrección a una nueva vida. Además, es el requisito previo a la membresía y los privilegios de la iglesia local. Creemos que la Santa Cena es el recordatorio de la muerte de Cristo hasta que Él venga, y debe ser precedida por un autoexamen solemne. La participación de la Cena del Señor es sólo para creyentes. Las ordenanzas del bautismo y de la Santa Cena deben ser administradas por la iglesia local.
Hechos 8:36-39; Romanos 8:3-5; 1 Corintios 11:23-28

– El Estado Eterno
Con respecto al estado eterno, las Escrituras enseñan la resurrección corporal del justo y del injusto. Todos aquellos que por fe son justificados en el nombre del Señor Jesucristo, pasarán inmediatamente y por la eternidad al pleno deleite de la presencia de Dios. Y todos aquellos que por impenitencia e incredulidad rehúsan aceptar la oferta de misericordia de parte de Dios, pasarán la eternidad en juicio eterno.
Salmo 16:11; Daniel 12:2; Mateo 25:46; Juan 5:28,29; 14:2; Apocalipsis 20:14,15; 21:4

– Satanás
Con respecto a Satanás, las Escrituras enseñan que el diablo existe, que es “el dios de este siglo” y “el príncipe de la potestad del aire”, que está lleno de toda asechanza, busca constantemente frustrar los propósitos de Dios y engañar a los hombres. Satanás fue derrotado por Cristo en la cruz y condenado a juicio eterno.
2 Corintios 4:4; 11:13-15; Efesios 2:2; Hebreos 2:14; Apocalipsis 12:9

– La Separación Personal
Con respecto a la separación personal, las Escrituras enseñan que el creyente debe estar separado del mundo para Dios, y con la ayuda del Espíritu Santo, andar en amor y santidad, exhibiendo las cualidades de honestidad, integridad, perdón, y bondad. Creemos, además, que cualquier logro en la práctica de estas cualidades será manifestado con una humildad sincera y el celo genuino por el avance de la causa de Cristo. Creemos también que las Escrituras amonestan a todos los creyentes a no amar al mundo y las cosas del mundo, sino más bien a huir de los deseos malos, evitando toda clase de pecado y absteniéndose de toda práctica dudosa que destruya su testimonio, ofenda a su hermano y no glorifique a Dios.
Proverbios 15:33; Romanos 14:19-21; 1 Corintios 6:18-20;8:9-13;10:23,33; 2 Corintios 7:1; 1 Pedro 5:5,6; Gálatas 5:22-25; Efesios 4:32;5:1,2;5:7-10; 5:15-20; Filipenses 4:8; 1 Tesalonicenses 4:7

– La Separación Eclesiástica
Con respecto a la separación eclesiástica, las Escrituras enseñan que el creyente debe estar separado de toda apostasía u organización que no mantiene la doctrina bíblica. Esta doctrina se basa en el eterno principio divino de la división entre la verdad y el error, y su mandato específico de estar separado de incrédulos y de hermanos desobedientes. Esta verdad debe ser practicada con una actitud de consagración a Dios, humildad, compasión, y aún, convicción, para crear la condición y el ambiente propicio para lograr el objetivo principal: la salvación de los perdidos a través del evangelio de Dios. Creemos que el evangelismo ecuménico que involucra a los apóstatas viola los principios enseñados en la Palabra de Dios.
Mateo 10:34-39; 18:15; Romanos 16:17; 1 Corintios 5:7-13; 2 Corintios 6:14; 11:4; Gálatas 1:8,9; 1 Timoteo 6:3-6; 2 Timoteo 2:16-18; Tito 3:10; 2 Juan 9-11